¿Qué son los emolientes y cómo se clasifican?

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano, que pierde grandes cantidades de agua en el día a día, lo que provoca una deshidratación o resequedad. Para combatirla o prevenirla, los emolientes son la primera línea de manejo, especialmente en patologías que afectan a la piel, como la dermatitis atópica o la psoriasis.

Hoy te contaremos qué son los emolientes, para qué se utilizan y su clasificación. ¡Comencemos!

¿Qué son los emolientes?

Los emolientes son productos que tienen la capacidad de ocupar espacios entre los queratinocitos en condiciones de piel seca, además de hidratar y lubricar la piel. Estos queratinocitos son las principales células que componen la epidermis y producen queratina, una proteína que ayuda a proteger la piel.

La capacidad de hidratación de los emolientes consiste en atrapar las moléculas de agua y disminuir la pérdida de líquido a través de los espacios intercelulares. Además, los emolientes tienen la capacidad de lubricar la piel, es decir, aumentar la sensación de deslizamiento, dar la apariencia de una piel lisa y sin imperfecciones.

Las propiedades de los emolientes dependen de sus componentes y características y, con base en estas se formulan productos para determinados objetivos.

Tipos de emolientes

Existen diversas clasificaciones de los emolientes, una de esas es para uso durante y después de la ducha, y emolientes sin enjuague. Los primeros se dividen en sustitutos para jabones, emolientes de lavado antiséptico y emolientes para uso después de la ducha.

Los sustitutos de jabón no contienen detergentes, pero sí emulsionantes y deben usarse con emolientes sin enjuague; los emolientes de lavado antiséptico, además de emulsionantes contienen agentes antibacterianos activos para limpiar la piel y evitar infecciones; los aditivos de baño o emolientes para usar después de la ducha pueden ser cremas o aceites con componentes que hidratan la piel, ayudan a retener el agua y evitar la sequedad.

Por su parte, los emolientes sin enjuague tienen una consistencia más grasosa y concentrada, como las cremas; también encontramos lociones, que son más fáciles de aplicar al tener más agua que las cremas, pero menos aceites por lo que su efectividad es menor. Los aerosoles contienen parafina líquida como lípidos, así como propulsores para asegurar que el emoliente se expulse en forma de aerosol sobre la piel.

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También encontramos emolientes en gel, que son emulsiones de aceite y agua donde un agente carbómero los mantiene juntos mientras están en el envase, pero se separan al aplicarlos en la piel.

Otra clasificación de los emolientes es por su capacidad de retener el agua, por lo que encontramos emolientes hidrófilos, que retienen el agua e hidratan la piel; y emolientes lipofílicos, que mantienen unida el agua por la formación de una emulsión oleosa. Actualmente hay mayor demanda por los emolientes hidrófilos, que son de rápida absorción, menos viscosos y grasosos para hidratar la piel y aplicarlos varias veces al día sin sensación desagradable. Estos son los productos indicados para pieles jóvenes, sanas y sin mayores afecciones, aunque también pueden recomendarse para pacientes de rosácea o psoriasis para calmar las molestias de los brotes.

Por su parte, los emolientes lipofílicos son humectantes que ayudan a hidratar la piel más seca o en condiciones extremas como el frío y la sequedad del ambiente. Estas son las más indicadas para pieles maduras, con tendencia a la resequedad y con algunos padecimientos como la dermatitis atópica. Sin embargo, el producto para la piel con alguna enfermedad siempre debe ser recomendado por un dermatólogo.

¿Cómo usar los emolientes?

La mejor forma de usar los emolientes es después del baño, ya que penetran mejor las capas de la piel y pueden hidratar las zonas más secas. Los productos de consistencia más ligera pueden aplicarse varias veces al día, dependiendo de las necesidades de cada persona.

Beneficios de usar emolientes

La industria cosmética utiliza emolientes en sus formulaciones para:

• Hidratar y nutrir la piel
• Darle mayor elasticidad y suavidad
• Calmar posibles irritaciones
• Proteger la piel de agentes dañinos como el sol
• Refrescar la piel
• Desinflamar y aliviar condiciones como el prurito y la descamación
• Actuar como agente antibacteriano

¿Cuáles son los emolientes más comunes?

Aceites vegetales, aceites sintéticos y semisintéticos como el triglicérido cáprico caprílico, el isopropil myristate, el tocoferol o vitamina E, algunas siliconas son emolientes de uso común. Además, algunos emolientes son oclusivos, es decir, sustancias capaces de formar un film protector sobre la piel para permanecer sobre ella por un tiempo determinado e impedir que pierda agua por evaporación.

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